Muchas personas, al escuchar la palabra moscas, suelen asociarla con molestia, suciedad o excremento. Pero, en realidad, son mucho más que eso.
Las moscas y mosquitos conforman un Orden de insectos llamado Diptera, el cual hace referencia a que solamente tienen dos alas desarrolladas, a diferencia de las abejas, avispas y mariposas, que tienen cuatro alas. Los dípteros son increíblemente diversos, en el mundo existen más de 159 mil especies y millones de individuos. Además, también existen una gran diversidad de formas, tamaños, hábitats y roles ecológicos.
Existen dípteros diminutos, menores de 1mm, y dípteros de hasta 7 centímetros de longitud. También tienen formas muy diversas, desde mosquitos hasta tábanos. Y muchos son muy raros, como los Pipuncúlidos, que tienen cabezas muy grandes en proporción a sus cuerpos, casi conformadas en su totalidad por los ojos. O los Diópsidos, quienes tienen unas proyecciones a los lados de la cabeza, al final de las cuales se encuentran los ojos (esto es mucho más pronunciado en los machos). Muchas moscas, incluso, mimetizan abejas y avispas.
Toda esta diversidad morfológica, se ve reflejada en la diversidad de preferencias de hábitat (están presentes en todos los continentes y casi cualquier ecosistema) y en sus roles ecológicos. Siendo catalogados como polinizadores, depredadores, descomponedores y parásitos, esta última con sus distintas variaciones: endoparásitos, ectoparásitos y parásitos intermitentes. Por otro lado, también fungen como recurso alimenticio de aves y lagartijas, principalmente.
Respecto a su relación con los humanos, algunos dípteros son vectores de enfermedades como malaria, fiebre amarilla, leishmaniasis, oncocercosis, etc. Otros, son considerados plaga, principalmente de frutas. Aunque la proporción de estos es muy pequeña, en comparación a toda la diversidad real de dípteros, y son mayores los beneficios que nos aportan en comparación con los aspectos negativos. Las moscas inciden en muchos aspectos de nuestra vida, por ejemplo, participan en procesos muy importantes, como la polinización o el ciclaje de nutrientes. Incluso tienen incidencia en la investigación, existe una mosca particular llamada Drosophila melanogaster, la cual ha sido utilizada como modelo de estudio en biología, y gracias a ella, hoy sabemos mucho acerca de genética y evolución.
Por todo esto, la presencia de las moscas en los ecosistemas es vital para el funcionamiento de estos, y, por lo tanto, es un grupo con alto potencial para evaluar la calidad de hábitat y realizar planes de manejo y conservación. Además, por su fuerte relación con los humanos, es un grupo que debe despertar nuestro interés. El primer paso es dejar de verlos con prejuicios, y notar que muchos de ellos son importantes, e incluso bonitos, y que existen muchas de ellas, no sólo las que vemos en nuestra casa.