Las noticias falsas han existido siempre: con los pregoneros en la antigüedad, con la imprenta en la modernidad y, ahora más que nunca, con la era digital. Internet, con millones de webs y redes sociales, es el espacio ideal para que las fake news proliferen como jamás habíamos visto.

El sector de la salud es uno de los más afectados en cuanto a credibilidad. De acuerdo con la “Encuesta a profesionales de la salud de España”, realizada por Salud Sin Bulos y Doctoralia, en octubre del año pasado, 2 de cada 3 médicos afirmaba haber atendido a pacientes por consulta sobre bulos, asimismo, al consultarles si ellos habían detectado el aumento de bulos en el área de salud dirigida a los pacientes, un 62% afirmaba que sí.

La Organización Mundial de la Salud hace unos días instó a los países a que “elaboren y apliquen planes de acción para promover la difusión oportuna de información de base científica y evitar la difusión de información falsa”.  Empresas dedicadas a la verificación de contenidos, han detectado 750 bulos y desinformaciones sobre Covid-19 desde el inicio de la pandemia sólo en España.

La importancia de entregar información veraz no sólo es un deber ético, sino también un valor de marca en el sector de la salud que las farmacéuticas están haciendo ahora más que nunca.

Mediante la generación de contenidos relevantes para pacientes, cuidadores y consumidores no solo se consigue atraer su interés hacia las marcas. Este ya no es el único objetivo. Ahora se empodera al paciente ofreciéndole conocimientos veraces, prácticos y se ayuda, a su vez, a la práctica clínica diaria del profesional sanitario, con un conocimiento valioso para su salud. Esto último es, sin duda, el gran valor para todos quienes trabajamos en el #marketingfarmaceutico y #marketingdesalud.