Si de pronto te has sentido tentado a comenzar una dieta basada en el consumo de productos light, el día de hoy te daremos algunas claves para comprender por qué tal vez esta no sea la mejor opción para iniciar una alimentación más saludable.

Se ha vendido la idea de mantener un peso balanceado con el concepto de que a mejor figura, podremos obtener mayores beneficios, ya no a nivel de salud, sino personal, e incluso de trabajo. No son pocas las empresas que se atreven a poner entre sus requisitos condiciones de peso o incluso de altura. Vivimos en una sociedad que ha impuesto un modelo de imagen, lo que provoca muchos conflictos entre las jovencitas.

Es por eso que dentro de las industrias alimenticias, la etiqueta de comida “light” ha significado una gran oportunidad de negocio pues cada vez hay más personas dispuestas a consumir este tipo de alimentos con tal de no tener sobrepeso. Esto claramente, no se atañe a un tratamiento para la obesidad, sino como una medida previa para nunca tener que preocuparse de esos menesteres. Pero a lo que hay que entender es al concepto clave que la industria alimenticia ha vendido a millones de personas alrededor del mundo: lo que comes hoy, es light, pero no dejarás de disfrutar su sabor, será como si estuvieras comiendo tus alimentos de manera regular.

Este simple concepto hace que este tipo de productos se vayan posicionando de mejor manera, y en base a resultados seudocientíficos logran engañar muy bien a las personas, haciéndoles creer que lo que están consumiendo se trata realmente de productos bajos en grasas o en azucares, pero cuando son sometidos a ciertas pruebas resultan el doble de peligrosos que los artículos regulares.

En el artículo del día de hoy, vamos a explorar un poco más sobres los presumiblemente productos light y cómo podemos identificar los alimentos que realmente nos pueden ayudar durante un proceso de prevención de padecimientos como la diabetes o que siguen un tratamiento para la obesidad. En este último caso, tal vez sean buenos como complemento de una dieta establecida por un nutriólogo, pero definitivamente, no son la solución para la obesidad.

Partamos pues, por el hecho de que los productos light no son lo que todos pensamos. Estos alimentos están diseñados para aportar un porcentaje energético menor (este, lo medimos a través de calorías), más o menos un 30% menos de lo que contiene un producto regular. Esto se logra gracias a la sustitución de ciertos azucares y grasas por otros componentes con menos contenido de calorías…

Ahora, es importante aclarar que estos productos, aun cuando contienen una cantidad menor de calóricos, no son adelgazantes ni son ajenos a otorgar cierto número de calorías. En este sentido, una persona con un problema muy grave de diabetes, puede seguir teniendo consecuencias negativas si consume productos light, pues contienen algunas sacarosas que tal vez el cuerpo no este posibilitado para procesar.

Como hemos hablado desde el principio, el consumo desmedido de ciertos grupos alimenticios, nos pueden traer desequilibrios nutricionales que pueden llegar a afectar varias funciones de nuestro cuerpo, y el consumo desmedido de los productos light no es la excepción. Pensemos que en el caso de una persona sana se necesita que alcance cierto contenido calórico durante el día, y si solo consume productos light, esa cuota no se va a llevar, por lo tanto comenzaremos a presentar una serie de problemas alimenticios debido a la falta de calorías y grasas.

Volvamos al simple concepto que una dieta o un mejor régimen alimenticio nos ayudan a nivelar nuestros consumos de ciertos grupos alimenticios y no a eliminarlos del sistema o de nuestra rutina. Este mismo concepto se aplica a la acción de alcanzar una mejor experiencia nutricional.

Si de pronto sentimos la necesidad de mejorar nuestra alimentación sin tener que recurrir a un tratamiento para la obesidad, acudamos a un nutriólogo para tener, de la mano de un experto, una dieta que se ajuste a nuestras necesidades.

Ahora, una revelación, hay una manera de comer comida light sin tener que ir a comprar productos light de un súper. Recordemos que estos últimos están procesados de manera industrial para una población masiva por lo que cuentan con colorantes y otros componentes químicos, que en exceso, pueden resultar nocivos para nuestro organismo.

¿Cómo podemos consumir comida light sin tener que comprarla? Modificando la manera en cómo preparamos nuestros alimentos en casa. Por ejemplo, reduciendo la frecuencia con que consumimos alimentos fritos. En lugar de eso podemos preparar las carnes o las verduras asadas en un brasero para no hacerlo en aceite, u hornear alimentos especiados. En fin, hay un montón de maneras para evitar el consumo de alimentos cocinados con demasiadas grasas.

También es importante implementar el consumo de alimentos menos grasosos como cierto tipo de quesos y verduras, que nos ofrecen este tipo de nutrientes. Sin embargo, es importante recordar: nuestros enemigos no son las calorías, sino el exceso de las mismas.