Tenemos a nuestro alcance uno de los mejores tratamientos de belleza, bienestar y estimulante de nuestra capacidad mental que existen y apenas hacemos uso de él, ya que de hecho lo maltratamos. Se trata de dormir las horas que nos corresponden.

Un adulto debe descansar entre siete y ocho horas para poder considerar que ha tenido un sueño reparador y para poder disfrutar de los increíbles beneficios que esto supone. Pero en vez de esto, dormimos poco y mal, nos metemos en la cama con los smartphones e incluso vemos la tele hasta segundos antes de apagar la luz.

Si invirtiéramos las rutinas nos daríamos cuenta de lo bien que sienta cerrar los ojos y caer en brazos de Morfeo nuestras horas…. Pero no basta solo con acostarse pronto y esperar a que venga la somnolencia. Es interesante hacer una cena ligera y a ser posible, pronto, además de evitar las bebidas excitantes y con cafeína desde el mediodía.

Debemos alejar los estímulos que nos mantienen alerta, como teléfonos móviles, televisión, videojuegos o tablets e incluir ciertas rutinas de relajación, como una ducha caliente, la lectura y la luz tenue y agradable para poder ayudar a nuestro cuerpo a que entre poco a poco en el descanso.

Si acostumbramos a nuestro cuerpo a dormir entre siete y ocho horas cada día todos los días de la semana, incluso sábados y domingos, en el mismo tramo horario (por ejemplo, de 23:00 a 7:00) sentiremos poco a poco los beneficios de un buen sueño y sobre todo, que nunca estaremos muy cansados, porque nos levantaremos como un resorte, tranquilos y con energía para comernos el día completo.

¿Cuáles son los beneficios de dormir bien?

  • Menos probabilidad de enfermar, ya que descansar aleja de nuestro cuerpo el estrés y la ansiedad y permite que nuestro sistema inmunitario se refuerce.
  • Pasar entre siete y ocho horas descansando por la noche provoca que nuestro estado de ánimo sea bueno y que tengamos una sensación de felicidad más palpable. Quienes duermen poco o se despiertan muchas veces suelen tener más probabilidades de desarrollar una depresión.
  • Mantiene un peso saludable. El sueño tiene una relación directa con nuestro Índice de Masa Corporal según ha demostrado el Instituto del Sueño de la Universidad de Washington, que apunta que tanto dormir de más como de menos favorece la aparición de la obesidad y del sobrepeso. Además, estar somnolientos provoca que nuestro cuerpo nos pida más comida para mantenerse despierto y con energía, por lo que comemos de más de forma innecesaria.
  • La respiración lenta y profunda del sueño provoca que la oxigenación de las células sea más efectiva.
  • No hay mejor tratamiento de belleza para la piel que siete / ocho horas de descanso diarias. Un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) demostró que las personas que han dormido bien nos resultan más bellas y saludables.
  • Reduce el riesgo de tener presión arterial alta y diabetes, sobre todo si podemos hacer una pequeña siesta, que ayuda a calmar el estrés y a que la hipertensión se reduzca. Dormir nuestras horas permite que se regulen de forma correcta los niveles de azúcar en sangre, por lo que mantenemos la diabetes de tipo II alejada.
  • Según un estudio realizado por la Universidad de Ontario (Canadá), quienes tienen una noche de sueño sin problemas tienen mejores habilidades motoras complejas.
  • Una buena dosis de descanso nocturno nos ayuda a consolidar la memoria, reorganizar la información y a extraer lo más importante, por lo que tras una noche reparadora estamos preparados para parir ideas nuevas y más creativas.
  • Estar somnolientos es peligroso si nuestra vida diaria está plagada de actividades psicomotrices, ya que tener el cerebro poco descansado provoca falta de coordinación y fatiga. Por lo tanto, es necesario dormir bien para que seamos capaces de ejecutar todas nuestras tareas.

¿Necesitamos más razones para convencernos de que ‘obligar’ a nuestro cuerpo a descansar puede ser una de las mejores decisiones que tomemos para nuestra salud y que además, puede ser muy pronto un auténtico placer?