¿Cómo ayudar a mi hijo a tener mayor autocontrol?

El grado de autocontrol y de tolerancia a la frustración está muy relacionado con la capacidad de la familia para hacer respetar su autoridad.

La familia tiene más razones para saber que debe poner límites claros y que sean adecuados a lo que el niño puede ofrecer.

Tips básicos:

  • Los padres de familia somos los educadores, la escuela sólo complementa.
  • Enseña a tu hijo a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas.
  • Proporciónale experiencias buenas y ayúdale a enfrentar las malas. Nuestros hijos deben aprender de ellas.
  • Enséñale a tomar decisiones constantemente. Y déjale ver que todas las decisiones que tomamos tienen consecuencias buenas o malas.
  • Sí sientes que no puedes con alguna situación relacionada con tu hijo, no te angusties. Pide ayuda profesional..
  • Intenta ser objetivo cuando establezcas las reglas, límites y consecuencias.
  • No existen los “Súper padres”, todo él que te comente que su relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar o que no quiere ver los problemas.
  • Si como padres nos equivocamos en algo podemos rectificar sin perder la autoridad.
  • Sé positivo. Dile a tu hijo lo que sí está haciendo bien y pon un límite a lo que no te gusta.

  • Un niño (a) es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo que decimos.
  • Cuando estés muy enojado, intenta controlarte. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él o ella.
  • Nunca debes mentirle. Si lo enfrentas a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar, lo preparas para asumir la realidad.
  • Si le mientes no ayudarás a que crezca como persona (necesitará que le disfracemos las cosas para aceptarlas) y hacemos un niño inseguro (si no puedo confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?)
  • Explícale las cosas (casi siempre) y de forma breve.
  • Levantar castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. No formemos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la frustración.
  • Las normas deben ser claras, estar bien definidas, y ser adecuadas para cada niño según la edad.
  • Es importante establecer diferencias entre los hermanos. De otro modo los mayores tienen la sensación de que crecer sólo trae consigo obligaciones y no tardarán en aparecer conductas regresivas (comportamiento infantil) y, por su parte, los pequeños no desearán crecer, ¿para qué perder privilegios?
  • Cuando se produzcan desacuerdos entre los padres sobre la forma de educar a los niños, nunca se deben discutir delante de ellos.
  • No modifiques las consecuencias una vez anunciadas.
  • No establezcas consecuencias que no puedas cumplir.

Recuerda que:

Los adultos que conviven con el niño tienen que estar de acuerdo acerca de los límites que debe tener: qué se le permite y qué se le prohíbe.

“Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene sujeto”.