La esclerodermia es una enfermedad autoinmune que afecta a la piel y a órganos endureciéndolos en distintos grados. Puede ser de forma mínima, presentándose solo en algunas partes de la cara o en los dedos o de forma generalizada, extendida en todas las partes del cuerpo.

Se trata de una enfermedad cuyo origen no se conoce aunque quienes tienen familiares con casos de enfermedades reumáticas pueden desarrollarla.

¿Cómo sé si tengo esclerodermia?

Los síntomas de la esclerodermia son los siguientes;

  • Cansancio y debilidad
  • Dolores articulares, en ocasiones con inflamación
  • Dolores musculares, en ocasiones con pérdida de fuerza
  • Hinchazón en las manos

¿Qué órganos pueden verse afectados?

  • Corazón. El paciente puede sufrir episodios de taquicardia.
  • Pulmones. En ocasiones, tos y problemas para respirar con normalidad sobre todo si se están haciendo esfuerzos.
  • Esófago e intestino. Su movilidad se ve reducida, provocando problemas para tragar bien, ardor, reflujo, inflamaciones, tos, diarrea.
  • Riñones. Subida de la tensión arterial, retención de líquidos.

¿Cómo se diagnostica la esclerodermia?

El médico debe diferenciar la esclerodermia de otras patologías que tienen problemas con los tejidos, como el lupus eritematoso, polimiositis o artritis reumatoidea.

Las personas que padecen lupus también pueden sufrir algunas dolencias como quienes tienen esclerodermia, como el entumecimiento o pérdida de sensibilidad en los dedos, síntoma conocido como el Fenómeno de Raynaud. También pueden desarrollar el Síndrome Sjögren, una enfermedad reumática inflamaroria crónica, asociado también a la esclerodermia.

Por su parte, las personas que tienen polimiositis también tienen problemas de lesiones inflamatorias musculares como quien tiene dermatomiositis pero no tanto en las capas más superficiales en la piel. En todo caso, sufren daños las células adultas en regeneración y esto provoca en ocasiones cierta dificultad de diagnóstico.

Para poder diferenciar bien los síntomas, el médico hace una serie de pruebas y estudios:

  • Revisión de la historia completa del paciente
  • Análisis de anticuerpos y creatinina
  • Análisis de la extensión de las afecciones cutánbeas
  • Capilaroscopia
  • Pruebas para evaluar la respuesta respiratoria
  • Esofagograma
  • Electrocardiograma y ecocardiograma con doppler
  • Radiografía de tórax