Muchas veces me preguntáis ¿a cuantos grados estará mi casa con una estufa de inercia?,pero es una pregunta que conlleva algunas explicaciones antes de contestarla alegremente. Primeramente necesitamos entender el término sensación térmica.

La temperatura medida a través de un termostato solo nos da uno de los datos importantes para saber si estaremos a gusto o no en una estancia o vivienda, pero faltan algunos más para poder entender porque con una estufa de inercia, menos es más.

La sensacion de comodidad que nos puede dar una estancia a 21ºC con un sistema estándar, una estufa de inercia nos la dará cuando ese mismo termómetro marque entre 19 y 20ºC, ¿porque esta diferencia? para resolver esta pregunta vamos a definir que es la sensación térmica.

Sensación térmica y temperatura

Cuando tenemos frío o calor solemos mirar la temperatura que marca el termómetro para entender porque tenemos esa sensación. Realmente hay muchos conceptos relacionados entre si que la hacen variar. De ahí que aveces pienses “¿ marca 22ºC pero sigo teniendo frío?”

La temperatura es una magnitud física que mide el grado de energía interna que tiene algo a lo que se llama sistema. Podríamos decir de forma muy general, que mide el movimiento interno de las partículas que componen ese sistema, donde a mayor movimiento mayor temperatura.

Pero para nosotros (y otros seres vivos), esto no se queda aquí porque tenemos la capacidad de medir el calor que desprende un lugar u otro cuerpo

. ¿Quien no ha experimentado la cálida sensación de un abrazo en pleno invierno, en mitad de ningún lado?, o , en caso de tener la suerte de dormir acompañado ¿la agradable sensación de “calor humano” cuando te abrazas bajo las sabanas? Aunque en verano hay días que preferirías dormir separados 😉

Los receptores de nuestro cuerpo perciben ese calor e informan a nuestro cerebro de ese aumento de energía. Podemos decir que mayoritariamente es el hipotálamo el encargado de manejar esta información. Pero no solo percibe ese cambio de temperatura sino que también somos capaces de evaluar las consecuencias que tiene para nuestra supervivencia. Es aquí donde empezamos a hablar de sensación térmica.

Para definir la sensación térmica tenemos que tener en cuenta unos cuantos factores más como son: la humedad del ambiente, la velocidad del viento o corrientes de aire, el calor metabólico que genera nuestro cuerpo devido a las reacciones químicas que se dan para manternernos vivos o la ropa que llevamos puesta.

Pero entonces ¿como medimos la sensación térmica?

Pues realmente no existe una sola forma de medir la sensación térmica. Aunque la temperatura se mide fácilmente con un termómetro, el índice de sensación térmica solo se evalúa através de varios parámetros. Dependiendo de cuales se escojan y como se combinen, obtenemos uno u otro índice que luego se utiliza en una fórmula mayor que se denomina modelo. Osea, que existen diversos índices y modelos para determinar la sensación térmica.

Claro está que estos índices son aproximaciones generales para saber como será la sensación de frío o calor en un entorno determinado, pero dependen del lugar y de cada individuo.

Por ejemplo: AEMET (agencia española de meteorologia) usa unos determinados índices para medir la sensación térmica por frío. Para valores de temperatura de 10ºC a -50ºC. Pero teniendo en cuenta también la velocidad del aire a 10m del suelo y expecificandonos que si medimos esta velocidad a la altura de nuestra cara, debemos multiplicar por 1,5 ese valor medido. Se ve claro que es una ecuación para una rango expecífico y muy acotado en cuanto a mediciones.

Hay muchos estudios al respecto que tratan este tema desde diferentes puntos. Como el modelo de confort térmico de Povl Ooof Ole Fanger, que usa tablas de datos empíricos y la opinión de los individuos del estudio para definir mejor el índice. De sus estudios se obtiene el Voto medio estimado que es el parámetro más extendido actualmente para evaluar la sensación térmica en zonas de trabajo. La importancia que tiene su método, y por consiguiente la sensación térmica, queda patente con su inclusión en la normativa ISO7730 relativa a la evaluación del ambiente térmico.

Esto puede darnos una idea de lo importante, y a su vez, complejo que es dar un valor realista a esta sensación. Por esto es tremendamente difícil explicar con palabras las sensación que se consigue en una vivienda con una estufa de inercia.

Pero para poder hacernos una idea de como saber por donde van los tiros en este tema, nos podemos quedar con que hay dos tipos generales de factores implicados, por un lado los externos y por otro los internos. Los externos son fáciles de medir, la temperatura, el aire, la humedad… Pero los internos son algo más complicados, el calor metabólico, lo que nos aporta la ropa que nos ponemos o la aclimatación a un lugar. Todos hemos sentido ese sofocón de calor cuando entras en un local calefactado desde el frío exterior, pero pasado un rato la cosa cambia y hasta puedes llegar a tener frío.

Algo tan normal como la comida que ingerimos puede suponer una cambio sustancial en la sensación térmica que percibimos. Si no me creeis pensad en comer ¡un cocido en Julio! (o un buen botillo para los de mi zona 😉 ), menudo atracón ¡eh!, pero si lo comemos en un día frío de Enero y luego salimos a disfrutar de la nieve, la cosa cambia, y mucho.

Con todo esto, está claro que es más fácil mirar el termómetro de casa que andar calculando, con fórmulas engorrosas, la sensación térmica que tenemos según a saber que modelo y a saber que parámetros.

Entonces ¿de que nos sirve todo esto de la sensación térmica?, ¿os he dado “la chapa” para nada? pues no, todo esto nos sirve para comprender mejor porque en una estufa de inercia menos es más. Menos grados en el termómetro no implican más sensación de frío. Porque, como ya hemos visto la sensación agradable que todos buscamos para nuestra casa o local, también esta relacionada con otros parámetros.

El aumento de corrientes de aire nos da sensación de frío. Poneros delante de una chimenea francesa abierta y decidme si no se os queda helada la espalda. Esto se debe a la corriente que genera al absorver el aire para la combustión. Nuestras estufas de inercia tienen captación de aire desde el exterior para evitar corrientes innecesarias dentro de la casa. Además de que al ser calor radiante no existe practicamente corrientes de convección por lo que mantiene la casa caliente sin incómodas corrientes.

La humedad elevada también nos provoca mayor sensación de frío, nuestras estufas calientan las paredes de la casa reduciendo así la humedad a niveles confortables.

Hace poco, visitando unos clientes, nos comentaron sorprendidos, como en su casa recién acabada, les habían recomendado colocar un deshumidificador. Así ayudaría a absorber la humedad de las paredes recien eyesadas, ya que se habían mudado justo al finalizar las obras y coincidia en pleno invierno. Dejaron el deshumidificador conectado y se fueron a trabajar.

La sorpresa vino cuando 8 horas después fueron a vaciarlo y ¡Sorpresa, estaba completamente vacío!. Pensaron que se había estropeado así que lo colocaron en diferentes sitios de la casa durante varios días y el resultado fue exactamente el mismo. Cuando nos lo dijeron estaban contentos a la par que algo frustrados porque nadie les creía 🙂 . La estufa había estado “trabajando” para secar sus paredes y eso explicaba porque ahora tienen un edredón de invierno que no pueden usar porque da “demasiado calor”.