El sol calienta pero no quema en exceso, el sol luce muchas horas al día y la memoria del frío se diluye poco a poco en nuestro recuerdo, para disfrutar de días cada vez más largos.

Eso sí, no todo el mundo tiene la misma concepción de la primavera. Las personas que sufren alergias tienen en estos tres meses su peor temporada de todo el año y por ello vale la pena prepararse y prevenir al sistema inmunológico para no sufrir en exceso por el polen y otras alergias típicas de esta temporada.

Reforzar las defensas del sistema inmunológico es siempre una muy buena idea. Cuanto más fuerte esté nuestro cuerpo mejor ‘batallará’ con los ataques externos y mejor respuesta podrá ofrecer.

¿Cómo podemos reforzar nuestro sistema inmune? Se trata de cuidar nuestra alimentación al máximo introduciendo alimentos específicos que ayudan a reforzar la inmunidad, además de hacer ejercicio, descansar y mantener el estrés alejado.

Aunque parece muy sencillo, este pequeño extra para el sistema inmunológico modulará mejor sus respuestas ante las alergias y así, aunque en ocasiones sea imposible no sufrirlas, los brotes serán más leves y de menor duración.

También podemos ayudar a nuestro cuerpo a estar más fuerte durante este cambio de estación procurando ingerir alimentos que contengan vitaminas del grupo B, vitamina A y C, así como minerales como cobre, hierro, zinc y selenio.

La mejor manera es tomar alimentos de temporada, frescos, preparándolos de manera que conserven todos sus nutrientes (al vapor, por ejemplo) y como hábito cada día.

El sueño es el complemento silencioso que también nos puede echar una mano para que nuestro cuerpo esté alerta ante las posibles consecuencias de la llegada de la primavera. Es cuando dormimos el momento que nuestro cuerpo utiliza para reponer células dañadas y cuando el sistema inmune aprovecha para recuperarse.

Además, un buen descanso ayuda a que nuestro peso se mantenga saludable, aleja el mal humor, reduce la presión arterial y aleja el riesgo de padecer diabetes. Sin duda, dormir bien es una inversión, no solo para fortalecer nuestro sistema inmune, sino para nuestra salud en general.