Nuestro sistema inmune nos protege de bacterias, virus y parásitos, además de trabajar para limpiar nuestro cuerpo y renovar sus estructuras. En un mundo como el nuestro, en el que debemos protegernos de multitud de enfermedades, las vacunas son una pieza clave para estimular nuestro sistema inmune.

Cuando nos vacunamos inyectamos en nuestro organismo una versión inofensiva del germen de una enfermedad y el sistema inmune, cuando lo detecta, genera anticuerpos para poder expulsar al germen. Si tiempo después ese germen llega a nosotros, nuestro cuerpo lo neutraliza gracias a la memoria del sistema inmunológico y así lo elimina.

Este razonamiento tan sencillo es cuestionado por algunos sectores de la sociedad.Los especialistas insisten en la importancia de las vacunas y en que la elección de no proteger a un niño no solo le influye a él, sino a todo su entorno, ya que pone en peligro su salud si es infectado. Además, tratan de desmontar los argumentos de aquellas personas que creen que las vacunas deberían abolirse.

  • Quienes quieren que sus hijos no sean vacunados de sarampión, varicela o gripe porque no son enfermedades peligrosas deben saber que ha muerto una gran población a causa de ellas. Son las vacunas las que han atajado la enfermedad.
  • Muchos de ellos afirman que los remedios naturales son mejores, pero en ocasiones son ellos mismos los que comercian esos métodos.
  • Sostienen que es mejor que el niño se infecte de forma natural para crear anticuerpos. Pero los médicos apuntan que con la vacuna se inyecta un germen controlado en una cantidad pequeña, mientras que con un contagio natural pueden desarrollarse consecuencias muy graves.
  • Apuntan que las vacunas forman parte del negocio de las farmacéuticas y que no están sometidas a rigurosos sistemas de control. Según los especialistas, tres millones de niños al año evitan la muerte por haber sido vacunados. Y las vacunas, como cualquier otro medicamento, son testadas en miles de personas antes de ponerse en el mercado.
  • Explican que si la mayor parte de los niños han recibido la vacuna, no tienen por qué vacunarse todos. El problema es que las vacunas no son 100% fiables, además de que no toda la población puede vacunarse debido a problemas de salud, por lo que es importante que todo el que pueda contribuya a generar un ambiente de inmunidad común.
  • Otro de los argumentos en contra de las vacunas es que contienen aluminio y que es muy peligroso para los menores, pero los especialistas apuntan que la leche materna contiene más aluminio que una vacuna y que para que resultara problemático para el niño tendría que tener mucha mayor cantidad.

Ante cualquier duda o problema con respecto a las vacunas, lo más importante y urgente es informarse en el pediatra y conocer cómo funciona el sistema inmune, qué consecuencias reales tienen las vacunas y qué era lo que ocurría sesenta o setenta años atrás, cuando la ciencia no había avanzado tanto y miles de personas morían en brazos de enfermedades que hoy podemos evitar solo con un pinchazo.