Igual que el deporte de élite es algo minoritario, en el Periodismo muy pocos llegan a ser Iñaki Gabilondo. La mayoría de nosotros , si tenemos suerte, conseguimos trabajar en un medio de comunicación y que incluso se nos pague por ello. Y digo si tenemos suerte porque los datos son para salir corriendo.
Un informe presentado por la Unió de Periodistes dibuja la siguiente película de miedo: el 36’8 % de los periodistas valencianos está en paro. De los que están trabajando, un 58% ha sufrido una reducción en su salario y un 54% ha tenido que hacerse autónomo para volver a trabajar después de ser despedido.
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, algunas consideraciones. La primera de ellas, parece ser que la figura del periodista se ve hoy en día como una especie de “héroe”, incluso de “súperhéroe”, que tiene un gran poder (y, por tanto, una gran responsabilidad), que destapa escándalos de corrupción, que pone a quienes han robado y se han salido de rositas contra las cuerdas…vamos, el cuarto poder de toda la vida. Una parte de nosotros hace ese trabajo, que es desde luego muy arriesgado, y también el que puede dar cierta reputación (aparte de ser imprescindible en nuestra sociedad), pero digo yo: ¿y el periodista de cultura? Tengo amigos que escriben en ciento cincuenta medios de comunicación sobre música para llegar a final de mes. ¿Y el de sociedad? ¿Es menos periodismo el oficio del storyteller, el que cuenta cómo es el día a día de la Common People? O el de local, o el de sucesos. Todos ellos son periodistas, ¿no?
Segunda observación: ¿Qué pasa con los sueldos? El otro día no daba crédito cuando un compañero, director de contenidos de una importante emisora de radio, me contaba cuál es su sueldo. Impresentable. Una persona que a las 7 de la mañana está en la radio, que es el responsable de lo que se emite durante todo el día, que dirige un presenta varios espacios informativos, que hace de relaciones públicas, que procura conseguir anunciantes para su cadena, y que se da con un canto en los dientes cuando consigue llegar a su casa a las ocho de la noche. Todos los días. De todas las semanas. Menos de 1.500 euros. ¿Es una broma?
Tercera: ¿y la conciliación? Gracias a eso que muchos han llamado “La Crisis”, y que otros podemos llamar “La Tomadura de Pelo” resulta que el 55% de los periodistas valencianos se han visto afectados por un ERE. Esto quiere decir que hemos llegado a esa entelequia del “hacer más con menos”. Señores, hay que hacer el mismo periódico, o el mismo programa en radio o televisión, con la mitad de las personas. Y eso es imposible. ¿Cómo se consigue? Pues muy fácil: donde antes hacías 8 ó 9 horas, ahora haces 12. Y fines de semana. Y fiestas, que ya te lo recompensaremos. O no. Puede que tu recompensa sea simplemente que no estés en el próximo ERE.
¿Cómo se puede hacer un periodismo digno cuando, según las cifras del informe presentado por la Unió de Periodistes, el 67% de los periodistas tienen miedo a perder su trabajo? No se puede. Al menos el periodismo de la mayoría, el de los que queremos trabajar mucho y trabajar bien. Y tener un sueldo digno. Y contar buenas historias. Y tener una proyección de futuro. Y pensar en nuestro trabajo, pero no temer perderlo. O temer que te bajen el sueldo. O temer que despidan a tu compañero con el que llevas trabajando mucho tiempo. Así no se puede trabajar. Una vergüenza.