La esclerodermia es una enfermedad crónica e incurable cuyo origen es todavía desconocido. Se trata de una enfermedad rara, de baja prevalencia y en su desarrollo se ve muy afectada por un funcionamiento anómalo del sistema inmunológico.

Suele manifestarse con el endurecimiento de la piel y de los órganos internos, pero dependiendo del paciente será solo en pequeñas zonas o en otras mucho más amplias. Dependiendo de cada persona esta enfermedad se desarrolla de forma distinta.

Esclerodermia ¿cuál es el tratamiento?

Todavía no existe un tratamiento médico específico para la esclerodermia, el tratamiento es más bien sintomático y varía según el paciente. Las personas que padecen esclerodermia suelen tomar medicamentos para inferir con la síntesis del colágeno, sobre todo en los primeros años de la enfermedad y glucocorticoides en dosis bajas para que no haya una excesiva hinchazón.

Los médicos suelen incidir en tratar los síntomas y prevenir posibles complicaciones derivadas de la ingesta de gran cantidad de fármacos.

Algunas de las complicaciones son:

  • Esclerosis cutánea. Es importante que los pacientes eviten tener la piel seca, aplicándose lociones hidratantes, así como corticoides, para evitar o al menos mejorar el aspecto de la calcinosis.
  • Reflujo ácido. Se evita la acidez estomacal con medicamentos específicos.
  • Fenómeno de Raynaud. Se suele tratar con bloqueadores de calcio, que a su vez mejoran la circulación de la sangre. Esto se combina prestando especial atención a mantener manos y pies cálidos y evitando las lesiones en los mismos.
  • Complicaciones renales. Mediante una serie de fármacos se intenta evitar que los riñones se vean afectados controlando la presión arterial.
  • Dolor muscular. Contra el dolor muscular se suelen tomar antiinflamatorios y medicamentos inmunodepresores. También es recomendable asistir a un fisioterapeuta para mantener las articulaciones flexibles y en perfecto estado.
  • Afecciones cardiacas. Se suelen tratar con la ingesta de medicamentos que regulen la presión arterial.
  • Daño pulmonar, que puede cursar o bien con una enfermedad pulmonar intersticial o con una hipertensión arterial pulmonaria. Ambas dolencias tienen medicamentos específicos para evitar que se compliquen en exceso, como broncodilatadores, antibióticos y vasodilatadores.

Es importante que la persona con esclerodermia se mantenga en permanente contacto con su médico especialista, para que haga un seguimiento de su tratamiento y lo varíe según sus condiciones físicas.

Parte del tratamiento es también psicológico, que pasa por la aceptación de la enfermedad, la conciencia de que cuanto más nos cuidemos mejor estaremos y la búsqueda de una red de apoyo en familia, amigos y otras personas con esclerodermia para afrontar cualquier problema o escollo social, laboral o físico.