Las técnicas de Biofeedback han demostrado su eficacia en el control del estrés. Aparecieron en los años 70, con los avances de la tecnología biomédica, que permitieron desarrollar instrumentos electrónicos que transmitieran información a las personas, sobre el nivel de actividad de su sistema nervioso autónomo, y de su musculatura, en forma de señales visuales y auditivas fáciles de comprender.

Es una herramienta útil para enseñar a las personas a controlar su respuesta de estrés aprendiendo a relajarse muscularmente, o reduciendo la actividad de la rama simpática del sistema nervioso autónomo.

Ayuda a reducir la tensión física y emocional que pueden desencadenar y empeorar algunas alteraciones de salud, por lo que también se aplica con éxito en trastornos que habitualmente se relacionan con el estrés, como son la cefalea tensional, la migraña, el bruxismo … etc.

El programa de entrenamiento en Biofeedback, entrena la relajación, con el objetivo de reducir la tensión muscular, y modificar patrones inadecuados de respiración, para aliviar los síntomas relacionados con el estrés y la ansiedad.

El Biofeedback garantiza el aprendizaje del control voluntario de algunos estados psicofisiológicos de relajación, además del estado subjetivo, facilitando información en tiempo real de los cambios que se producen en el organismo.

Se puede aprender también a discriminar las sensaciones de tensión y relajación en partes concretas del cuerpo: músculos de cuello y hombros, por ejemplo, útil en algunos casos de cefalea tensional. En este caso, reduce las ocasiones en las que una persona puede estar tensa a lo largo del día, así como la intensidad y duración de esa tensión, aprendiendo a disfrutar de estados de relajación muscular más profunda.