Los abortos espóntaneos

Los abortos espontáneos pueden ser inducidos por causas muy diversas. Si el aborto se produce dentro de las cuatro primeras semanas de embarazo, por lo general, se debe a un funcionamiento hormonal inadecuado. El organismo de la mujer continúa con su ciclo hormonal habitual, sin adaptarse al cambio que supone el embarazo. Así, el embrión anidado en el endometrio se desprende provocando una hemorragia inicialmente leve, que luego se intensifica bruscamente. Esta hemorragia coincide casi siempre con los días en que la mujer debería experimentar su menstruación periódica, y suele presentarse acompañada de dolor en la región lumbar y en la andominal, causado por las contracciones del útero.

Los trastornos del aparato reproductor femenino también pueden causar abortos accidentales, y uno de los más frecuentes es la incontinencia de cérvix, o cuello uterino. Esta anomalía consiste en una debilidad de la musculatura del cérvix, algunas veces a consecuencia de embarazos previos, que le impide soportar el contenido del útero en un nuevo embarazo.

Otra causa de aborto pueden ser las alteraciones genéticas del óvulo fecundado. Ante una sucesión de abortos se aconseja realizar un cariotipo, o estudio de los cromosomas, tanto de la mujer como del hombre. Esta prueba es la única que resulta adecuada para revelar la existencia de este tipo de alteraciones.

No se conocen estadísticas que permitan establecer la cantidad y la frecuencia de los abortos espontáneos, ya que en muchos casos la mujer ignora su estado de gravidez, y muchos abortos se producen durante las primeras semanas de gestación, por lo cual no es raro que pasen inadvertidos. Se calcula que entre un 10 y un 25% de los embarazos terminan en aborto espontáneo durante los tres primeros meses de gestación.

Síntomas

El aborto suele manifestarse como una hemorragia acompañada de dolor, que se va intensificando debido a las contracciones de la musculatura del útero. La intensidad de estas manifestaciones guarda una relación directa con el tiempo de embarazo, de forma que, cuanto más avanzado sea éste, el aborto se manifestará con más dolor y con una mayor pérdida de sangre. La intensidad del dolor varía en cada caso. Muchas mujeres afirman haber sufrido mayores dolores durante las contracciones del aborto que durante las del parto. Un aborto cuyas causas se encuentren en el cuello uterino comienza con la rotura del saco amniótico y el consecuente vaciado del líquido que contiene. Posteriormente, se suceden los síntomas ya mencionados.

Consecuencias

Cuando se elimina la totalidad de los tejidos albergados en el útero se produce un aborto espontáneo completo. Si, por el contrario, quedan restos placentarios en la cavidad uterina, el aborto ha sido incompleto. En este caso se requiere la intervención del médico, ya que pueden producirse hemorragias muy intensas que pongan en peligro la vida de la mujer.

Ante un aborto incompleto también hay un riesgo de infección, que puede manifestarse con escalofríos, fiebre muy alta y dolor en el bajo vientre.

Para prevenir los riesgos de hemorragia e infección se debe recurrir a un tratamiento médico adecuado, que puede basarse en las técnicas de aspiración y legrado, comúnmente conocidas como «raspado», cuyo objetivo consiste en vaciar la cavidad uterina en condiciones de estricta asepsia.

Recuperación

La recuperación de una paciente que ha sufrido un aborto depende, entre otras cosas, de la edad y del estado de salud de la mujer. Lo más habitual es que se produzca una recuperación completa en un corto plazo de tiempo, si bien la mayoría de las mujeres tardan de dos a tres meses en volver a regularizar sus ciclos menstruales y hormonales. Se recomienda evitar las relaciones sexuales por lo menos durante las dos semanas posteriores al aborto, con el fin de evitar un nuevo embarazo antes de un restablecimiento definitivo. Sin embargo, la mayoría de mujeres teme volver a repetir esta experiencia traumática, y necesita varios meses para decidirse a afrontar un nuevo embarazo. Siempre ha de ser el médico quien aconseje a la mujer sobre el tiempo que debe dejar pasar antes de volver a quedar embarazada, ya que esto depende de las causas que provocaron el aborto, así como de la edad y del estado general de salud de cada paciente.

Tratamiento preventivo

Ante los primeros síntomas de aborto, hemorragia vaginal y dolor, la mujer debe guardar cama y consultar con su médico. Será éste quien decida la administración de algún sedante o analgésico, o un tratamiento hormonal. A partir de ese momento la función del médico será la de mantener una cuidadosa observación sobre la evolución de las molestias. Entretanto, la mujer debe evitar las relaciones sexuales y el uso de tampones vaginales. En caso de incontinencia de cérvix se puede realizar una sencilla operación, denominada cerclaje, que consiste en colocar, por vía vaginal, un hilo de sutura alrededor del cuello del útero. El hilo, que se deja puesto, evita la dilatación del cuello hasta poco antes del parto. De todas formas, como medida de precaución se recomienda el tratamiento preventivo de cuantas enfermedades puedan predisponer a una mujer a abortar. Si el aborto es inminente, la mujer debe ser hospitalizada. En caso de que el aborto se produzca antes de llegar al hospital, es conveniente conservar todo el contenido uterino para su posterior estudio, ya que muchas veces este análisis revela las causas que provocaron la interrupción del embarazo.