Hasta ahora muchos hombres habíamos pensado que eso de la «Disfunción eréctil» era cosa de otros, de mayores, que a nosotros no nos llegaría nunca dado nuestro vigor habitual y nuestra potencia sexual acostumbrada.

La verdad es que es totalmente natural que esa creencia se vea desmantelada por la propia evidencia. No es nada extraño ni vergonzoso (ni anormal) el hecho de que a partir de los 45 o 50 años la potencia sexual se vea disminuida en mayor o menor grado debido al desgaste natural del organismo y los componentes concretos de la función sexual, como son los vasos sanguíneos que aportan el flujo de sangre al pene para producir la erección masculina.

La disfunción eréctil tiene varias caras

Así es y no pasa nada. Una disfunción eréctil es, como su propio nombre indica, una alteración del funcionamiento habitual de la función eréctil del pene. ¿Es esto anormal? No.

Esta disfunción puede manifestarse en forma de ligera flaccidez o también como la dificultad en mantener la dureza del pene por largo tiempo aun cuando exista estimulación.

Simplemente, según los médicos, es debido a la insuficiente afluencia de sangre o a la retirada prematura a los cuerpos cavernosos del mismo. Pero esto para nada representa una imposibilidad para mantener relaciones sexuales totalmente satisfactorias, ya que existen remedios naturales que, sin efectos secundarios, permiten paliar esa insuficiencia debida a la edad del hombre.

Cabe decir que cada hombre tiene su propio momento de inicio de la disfunción eréctil. Vale la pena conocer qué es, por qué pasa y cómo puede paliarse para no caer en la desdicha ilusoria de la inseguridad ante el sexo.

Remedios naturales para la disfunción eréctil

Actualmente se han estudiado y desarrollado fórmulas basadas en hierbas, que no fármacos, escogidas cuidadosamente en función de sus propiedades vasodilatadoras, que proporcionan solución a los problemas de erección.

Hierbas que combinadas adecuadamente permiten obtener resultados óptimos en la erección masculina y seguros para la salud debido a su carácter natural.

Como bien es sabido el sexo forma parte de la esencia del Ser Humano como herramienta para la perpetuación de la especie, en primera instancia, y para la sublimación del amor entre personas en el caso de las parejas. Existen otras acepciones, pero el que escribe prefiere desdeñarlas.

La periodicidad de las relaciones sexuales es muy variada, dependiendo de cada caso y hay tantos de estos como personas en el Planeta. Depende de la existencia o no de pareja, de las necesidades propias y/o ajenas de cada uno, etc.

La verdad que esta periodicidad o frecuencia de las relaciones sexuales se incrementa exponencialmente en los casos en los que están basadas en la existencia de pareja.

Pero lo cierto es que unas relaciones sexuales satisfactorias inyectan vigor, solvencia y salud al conjunto de la relación de pareja. Tanto es así que muchas veces hemos oído la expresión tan manida de: «Si el sexo funciona, todo va bien».

¿Es el sexo el motor principal para la buena salud de la relación de una pareja?

Quizás no, pero ayuda mucho. Es como aquello de «El dinero no hace la felicidad, pero..». Si el sexo es la culminación sublime del amor entre personas, si éste primero no anda del todo bien, el segundo no es que se pierda, pero podría ser.. ¿Verdad?

Bien pues eso extrapolado al día a día significa que es interesante estar en la forma sexual adecuada para poder mantener viva la llama de las relaciones sexuales. Y la forma sexual tiene mucho que ver con la mente, con cómo nos tomamos nuestra natural decadencia de la función eréctil como hombres que nos vamos haciendo mayores. Es Ley de Vida!

Nada mejor para recuperar la seguridad en uno mismo que comprobar que con un poco de ayuda podemos retomar nuestra actividad sexual totalmente.

La mente, nuestra gran aliada o nuestro peor enemigo en materia de sexo

Si reflexionamos un poco sobre la importancia de los pensamientos que nos abordan cuando empezamos a tener «gatillazos» (¿quien no ha tenido uno alguna vez?), enseguida nos damos cuenta que éstos son negativos. Error!

Si esos pensamientos negativos se afianzan en nuestra mente acaban convirtiéndose en creencia y eso no es aconsejable permitirlo.

¿Solución? Buscar la manera de erradicar de la mente cualquier intento de creer que ya no podemos, que ya no somos lo que éramos. Entonces la vida sexual toma otro color, otra perspectiva, vuelve la ilusión y la confianza, retorna la seguridad y, por ende, la alegría y la estabilidad a la pareja. Así es la mente: una gran aliada si sabemos cómo funciona y cómo educarla.